Ernesto Soltero Carta al PSUV (Por un "socialismo" anti-autoritario, libre, descentralizado y no estatista) |
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Estamos en el año 2007,
y la instauración de un modelo socialista en nuestro país es inevitable. Mientras el Estado impone un programa de transición hacia el socialismo radical, la “oposición” responde con un invento
brillante nunca antes visto “la democracia social”, es decir, la misma socialdemocracia de siempre pero con más
torpeza. ¿Qué podemos hacer los liberales ante tanto izquierdismo? ¡Unirnos a la tendencia ideológica de moda, y proponer
alternativas que contribuyan a “mejorar” el socialismo!. Seguidamente leerán una carta dirigida al PSUV con esa
finalidad… Sres.PSUV Presente A continuación un humilde aporte de mi persona para la construcción del socialismo del siglo XXI. Sabemos
muy bien que este debe enmendar los errores de su antecesor, el del siglo XX, tal como lo propuso nuestro presidente Hugo
Chávez Frías en su discurso de la unidad. No podemos repetir las equivocaciones del pasado, ni aplicar dogmáticamente las
recetas de Marx. Sigamos el ejemplo del camarada Lenin, quien fue bastante pragmático, y aplicaba ciertas ideas marxistas
en la realidad, para luego comprobar si estas funcionaban o fallaban. La “Nueva política económica”, aplicada por Lenin en 1921, es un ejemplo de lo dicho anteriormente.
Tras comprobar como el exceso de intervención estatal en la industria y el comercio eran remedios peores que la enfermedad,
Lenin optó por permitir el desarrollo libre de la industria y el comercio, recuperándose Rusia económicamente. Posteriormente Stalin haría lo contrario, volvería al control total
del Estado. El sistema stalinista sólo pudo funcionar a costa de la esclavitud de millones de seres humanos. Esa es una falla
que debemos corregir: no podemos implementar un socialismo basado en la opresión. Recordemos que la concentración de poder (en un grupo o persona) deriva en abuso de poder, independientemente
de si el gobierno es electo democráticamente o no. Por otra parte, otra equivocación del viejo socialismo fue
su tendencia a eliminar la propiedad particular de los medios de producción, concentrándola en el burocratismo estatal
de corruptelas y privilegios, en lugar de desarrollarla de la forma más amplia, abierta, voluntaria, colectiva, sin traba
alguna a las formas de integración de cada individuo en los diferentes colectivos productivos. Un ejemplo bastante
lamentable lo tenemos en Camboya, país el cual se convirtió en un inmenso campo
de concentración, con un gobierno que arrebató violentamente la propiedad particular a su pueblo. Menos radical fue
en Europa Oriental, región en esta no se eliminó por completo. Por otra parte, países socialistas como Yugoslavia, tuvieron
una economía más descentralizada y un mayor índice de propiedad particular, lo cual se traducía en un nivel de vida superior
al de la Unión Soviética, por ejemplo. El socialismo nuevo debe plantearse, entonces, nuevas
alternativas. Debe basarse en los deseos de las personas. La libertad plena sólo puede existir si hay, por ejemplo, acceso a una amplia variedad de productos, destinados a satisfacer los gustos y deseos
particulares de cada individuo. Para que todos esos deseos, por demás legítimos, sean compensados, deben existir productores
independientes del Estado, quienes, al detectar las necesidades particulares y generales de la gente, busquen satisfacerlas.
La libertad plena sólo se manifiesta a través de la libertad de elección, garantizada ilimitadamente por esas reglas generales,
aplicadas a todos por igual, y que sin interferir en las opciones individuales evitan robo, fraude y violencia. Todo ello resultaría verdaderamente revolucionario en un país como Venezuela, en donde siempre
hemos tenido libertades limitadas. No obstante , esas no son
nuestras únicas propuestas que tenemos para el socialismo del siglo XXI. Debemos evitar el cometer otra gran equivocación
típica del socialismo del siglo XX: la falsa creencia según la cual “estatizar” es darle al pueblo el control
de los medios de producción. No podemos confundir “pueblo” con “Estado”. Nosotros no somos el Estado.
No debemos seguir cayendo en ese error. Al pueblo lo que es del pueblo, y al Estado lo que es del Estado.
Debemos crear un socialismo en el cual los medios de producción sean de la gente, y no de quienes administran el gobierno,
porque eso sería crear un monopolio y ceder nuestro derecho a la autodeterminación económica. Debemos establecer un socialismo
sin monopolios de ningún tipo. Es nuestro deber luchar por apropiarnos de los medios de producción, de manera limpia,
sin agresión, y sin esperar que el Estado nos de lo que nos pertenece. Por otro lado, sabemos que socialismo no es, necesariamente, control estatal, sino también sinónimo de colectivismo,
y las cosas se pueden “colectivizar” sin ayuda del Estado, como sucede en el
anarquismo o “socialismo libertario”. Todo ello puede ser mejor al control estatal de los medios de producción,
pero el colectivismo extremo nos puede convertir en un enjambre de hormigas, además de imponer una paradójica dictadura de
las mayorías. Seamos “humanistas” y no “hormiguistas”. Una democracia directa en donde el
colectivo oprime a las minorías atenta contra la libertad. No importa si hay un “sistema de organización horizontal”.No
obstante, el colectivismo puede aceptarse con las siguientes condiciones: 1) Que no se imponga la uniformidad como virtud
2) Que no se suprima al individuo 3) Que todos seamos parte de un equipo si así
lo queremos, y no esclavos del equipo por obligación 4) Que se recompense a quien sobresalga. Sólo así lograremos producir
más y no sólo “lo necesario”. No tiene sentido distribuir equitativamente lo poco que se produce, porque
la idea es producir mucho, generar abundancia. Ese es el socialismo que yo quiero. Un socialismo en donde el Estado no se convierta en una traba para
el ciudadano común que quiere elevar su nivel de vida. Un socialismo en donde los ciudadanos, y no el Estado, sean dueños
de los medios de producción, ya que cada ciudadano conoce mejor sus intereses personales. Un socialismo en donde se respete
la propiedad, que es una característica del ser humano, y en donde todos seamos propietarios. Un socialismo en donde todo
el mundo pueda acceder sin obstáculos a las riquezas sin que estas se concentren en el gobierno o en reducido grupo económico que negocia con el. Quiero la liberación del espacio radioeléctrico, para que
las señales de radio y televisión no pertenezcan al Estado sino a la gente. Quiero una acción en PDVSA y la posibilidad de
elegir su junta directiva si es necesario. Quiero que se eliminen la mayoría de los impuestos, ya que estos sólo sirven para
pagarle el sueldo a unos burócratas cuyo trabajo es ¡cobrar impuestos!. Quiero
que se eliminen los aranceles de importación, porque así los productos extranjeros serán más baratos en nuestro país, y eso
nos beneficia, pues, hay cosas que no producimos. Quiero que se incentive la creatividad, porque esta genera más riquezas
que los recursos naturales mismos. Quiero menos poder concentrado en una sola persona o en el gobierno, porque sino es menor
el poder de la gente común. Eso es lo que quiero, un "socialismo" inédito, nunca antes visto, carente de autoritarismo
y uniformidad social. Eso es lo que quiero… ese es mi aporte al “Socialismo del Siglo XXI”. Espero
lo tomen en cuenta. Me despido. Atte Ernesto Soltero
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