Ernesto Soltero

Liberal votando No: al Carajo la abstención














Ernesto Soltero





Que me llamen escuálido. Mi decisión es votar NO
Ernesto Soltero, El Ismael García del liberalismo
















ern_solt_peq1.jpg

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aclaratoria: este escrito esta dirigido a todos aquellos liberales venezolanos cuya decisión ante el referéndum del 2 de Diciembre ha sido abstenerse, pues, consideran contra sus principios elegir entre dos constituciones socialistas. Personalmente difiero de una posición tan extremista como inútil. Estas son mis razones para votar No el próximo Domingo.

 

Estimados lectores. Antes que nada, mis más sinceras disculpas por cumplir más de un mes sin publicar mi artículo de costumbre en este portal. Otras ocupaciones, incluso dentro de Resistencia Civil, me han distraído. No obstante, tanto tiempo me ha servido para reflexionar. Quienes esperen hoy algo de mi sarcasmo característico o algunos dardos en contra de una oposición socialdemócrata con la cual estoy en desacuerdo quizá se decepcionen. Prometo escribir algo más divertido en otra ocasión.  No es este el momento propicio para atacar a quienes sin ser liberales están de acuerdo conmigo en algo, y tampoco para echar chistecitos ácidos...salvo que sean contra el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.

 Sabía lo que era Resistencia Civil cuando entré. Sabía que, al igual que los otros movimientos liberales del país, Resistencia marcaba distancia con la oposición socialdemócrata venezolana, entiéndase Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia.  Nunca simpaticé con el oficialismo y sus intenciones de convertir a la sociedad en un mar de gente sin criterio, en un hormiguero. Pero sentía recelo ante los partidos políticos opositores que ya nombré. Sigo considerando que entré a donde debía entrar, en concordancia con mis ideales, y no creo que esté contra mis principios ideológicos apoyar ciertas iniciativas de una oposición que en su mayoría no es liberal. 

 Mucho he escrito y declarado contra los partidos opositores herederos del “puntofijismo” (es decir, 1958-1998). Los he criticado por diversas razones, y hasta los he ridiculizado, no lo niego. Nunca me gustó, por ejemplo, aquella intervención del Movimiento estudiantil en la Asamblea Nacional, la cual aun no sé si fue escrita por una conocida agencia de publicidad . No obstante, hay algo cierto: quienes han salido a la calle a pedir libertad, aunque le tengan miedo al libre mercado, también están contra el totalitarismo. Decir que un gobierno de centro-izquierda el Estado también es más poderoso que los individuos resulta fuera de lugar en este momento. Cualquier persona, sea liberal o no, prefiere vivir en Suecia que en Cuba.

 Estoy seguro de que el socialismo light de AD y COPEI nos llevó a está situación que vivimos hoy. Podemos satanizar a ambas toldas políticas por haber quebrado un país y corrompido la administración pública. No es descabellado pensar que el populismo económico, es decir, el Estado gastando y repartiendo dinero a diestra y siniestra nos perjudicó. Pero algo es seguro. Tuvimos oportunidad de cambiar las cosas en esa época, y pudimos haber ido hacia otra dirección en 1998.

 Gente como Rafael Caldera o Carlos Andrés Pérez no son ni serán nunca santos de mi devoción. Pero por más poder que tuvieran tanto adecos como copeyanos en su momento,  siempre hubo, durante 40 años, oportunidades para todos en el Congreso. Los liberales tuvimos, en la década del 60, a un Nicomedes Zuloaga solicitando la restitución de las garantías económicas que nos habían arrebatado poco después de aprobarse “la bicha” del año ´61. No tuvo éxito su queja, pero tenía su espacio en el Parlamento. Nadie le prohibió participar en la vida política, tampoco se le impidió el poder dedicarse a la actividad económica de su preferencia.

 Los liberales también tuvimos a un partido, Nueva Generación Democrática, con una modesta participación en nuestro Capitolio. Fue a principios de los 90, antes de la caída de la mal llamada “cuarta república”. Tanto el gobierno como la oposición estaban, en su mayoría, conformados por partidos de izquierda, pero nadie prohibió que gente  como Vladimir Gessen estuviera ahí con un discurso antagónico.

Amigos liberales. No perdamos el tiempo asumiendo una tercera posición cuando hay que decir “si” o “no”. Tenemos nuestras diferencias con la oposición socialdemócrata. No nos gusta ningún tipo de intervencionismo estatal ni en la economía ni la vida de la gente. Pero este no es el momento para plantearnos como la alternativa al socialismo, porque el socialismo radical nos está quitando espacio de participación. Porque cuando la República no sea bolivariana sino socialista, cualquier idea distinta quedará excluida por ser anticonstitucional.

Amigos liberales, déjense de tonterías, este no es el momento para decir que somos la alternativa verdadera al socialismo y que algún día, cuando el sistema colapsé, vendremos a salvar a Venezuela. Se trata de recuperar un sistema en el cual tuvimos participación alguna vez, de manera bastante importante aunque discreta, sin que nos persiguieran. Se trata de recuperar una democracia la cual, a pesar de no ser sinónimo de libertad, permite que todos participemos. Una democracia así, y no está “democracia participativa social y protagónica” si permitiría que los liberales avanzáramos, convenciendo a la gente de que nuestras ideas son buenas, convirtiéndonos en mayoría.

 Llegará el día en que nosotros, militantes del liberalismo, de seguir en la lucha, ejecutaremos limpiamente nuestra revolución, y construiremos el Estado limitado que siempre hemos soñado. Mientras tanto reconozcamos lo evidente: en ocasiones sólo hay dos opciones, y es preferible escoger la que nos parezca favorable en lugar de asumir una postura de aislamiento.
















ssxxi_banner_jdm.jpg